16.4.13
LOS WATTSON
A los pocos minutos, el pueblo entero corría a poner luces en las habitaciones, en los patios, las veredas, sobre las mesas, debajo de las camas y hasta adentro de las heladeras -créanlo o no-. Tan entusiasmados estaban y tantas lamparitas pusieron que pronto no se pudo diferenciar la noche del día.
Villa de Adobe, Unplugged
Cuento de Gustavo Fogel
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